diciembre 21, 2013

Jamás (II)

El volante se amotina de improviso. 
El coche ya no es ese amigo fiel que has mimado durante años, se ha convertido en locura.
Sientes cómo se desliza, la macabra risa que emiten los neumáticos cuanto desobedecen tus órdenes.
Pero es imposible, no puede estar pasando. Y sin embargo...
El barranco se aproxima ahí enfrente, tus insultos no sirven de nada, tampoco el aviso que lanzas a la chica que te acompaña para que se sujete. 
No has bebido, la velocidad no era temeraria, conoces esas curvas como la palma de tu mano... Poco importa ya, ahora todo es aire alrededor.
Las manos fusionadas al volante, no puedes apartarlas. El pedal de freno ahogado inútilmente bajo tu pie. 
El miedo.
¡Ladrón imprudente, tú me la robaste!

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