diciembre 17, 2013

Pasos

Amanece a traición. el cielo todavía son sábanas cuando la vida irrumpe de un tajo, convertida en tango arrabalero.
¿Cómo decirles lo ocurrido?...
A ellas, que anoche renunciaban al descanso solo para recordar cada uno de los momentos vividos hacía un rato, que me nombraron confesor secreto de sus emociones, que me empujaban a unirme al resto aun sabiendo de antemano la respuesta.
¿Cómo explico yo a mis botas que los zapatos de baile hoy están tristes?
Los de tacón y cintas cruzadas sobre el empeine, los negros de puntera chata, los marrones de piel arrugada, las botas de media caña, aquellos que parecían unas cómodas deportivas..., se han quedado inmóviles. De pronto, son anclas y no alegres cascabeles.
Con cuidado, silenciando mis movimientos, salgo de la cama. No enciendo la luz, una cercana farola se convierte en cómplice: todavía duermen, el timbre del teléfono no ha logrado despertarlas. Regreso a la habitación, soy tristeza, ahora necesito estar solo. Después, no quedará más remedio que hablar...
... No lo aceptan, se rebelan, solo quieren abrazar a esos que ocultaban parcialmente sus tacones con unos calentadores negros. Porque hoy, de nuevo, sufren la cruel llegada de lo inevitable; alguien muy cercano también se ha ido lejos. 
Las botas rechazan mis súplicas, no quieren salir a la calle, sino contemplar el inmenso espejo donde esos zapatos abrazaban al resto, guiaban sus movimientos, les hacían sentirse ligeros... Una promesa les hace ceder al cabo de mucho rato: repasar a cada instante los detalles de esa clase donde ayer fueron oyentes y testigos de Amistad, Cariño, Compañía, Esfuerzo.
Así ha transcurrido el día. Cada paso que han dado ha sido pensamiento, abrazo eterno, besos de lágrimas saladas. Aun habiendo caminado, mis botas no han sentido el suelo, han permanecido ausentes.
Ahora, en casa de nuevo, se siente exhaustas. Una sola súplica llenará pronto su sueño: que regrese la bachata para esos zapatos únicos.

2 comentarios :

  1. Y el chachachá y la salsa y...
    ...y se queden para siempre.
    Gracias

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  2. Mis botas hoy también abrazan continuamente a esos zapatos...

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